Hablar de adoración es un tema que jamás pasará de moda, ya que es lo que el Padre Dios anda buscando para manifestar Su Reino.
“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
Porque Él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano (…)”
(Salmo 95:6-7).
“Hay niveles y ciclos por los cuales debemos pasar, pero también tenemos que cerrar dichos ciclos. Una vez hecho esto debemos entrar en nuevos ciclos y nuevos niveles”.
Dios me hizo comprender que así es la vida del cristiano. Debe haber cambios que nos hagan mejores, más eficaces y eficientes en el día a día. Es un deber ser que exista un crecimiento continuo que nos lleve a otra dimensión.
En determinado momento, cuando estuve a punto de desfallecer, entendí que debía depender del
Espíritu Santo. Entonces el Señor, a través de Su Palabra, me ministró el Lenguaje de un
adorador.
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